Ruta corta pero intensa. Se noto el puente, asistimos pocos unos 15, pero a más de uno le picarían las piernas por la tarde. Como siempre todo iba tranquilo hasta que algún amapola dijo "paramos mucho y tengo prisa", desde ese momento todo cambio, el ritmo se incremento y no se paro nada más que a tomar un café y porque alguno pidió tiempo. Al final hicimos deporte, nos reímos y llegamos cansados a casa.
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